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miércoles, julio 2, 2025
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¿Qué piensan los tres arzobispos de la fe del pueblo correntino?

DE IZQUIERDA A DERECHA. JOSÉ ADOLFO LARREGAIN (COADJUTOR), ANDRÉS STANOVNIK (ACTUAL ARZOBISPO) Y DOMINGO SALVADOR CASTAGNA (EMÉRITO).

Tertulia de prelados

Stanovnik, Larregain y Castagna dialogaron con época en el marco de la reciente entrega del diploma de Ciudadano Ilustre al Emérito. Narraron sus experiencias en esta provincia y también se refirieron al inminente cambio en la conducción del Arzobispado.

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La residencia ubicada en el Solar Histórico de la Cruz de los Milagros fue el ámbito en el que, días atrás, el arzobispo emérito de Corrientes, Domingo Salvador Castagna recibió su diploma de Ciudadano Ilustre, título honorífico otorgado por el Concejo Deliberante por su obra, trayectoria y aporte a la comunidad.

Durante esa ceremonia, el pastor retirado de 93 años fue acompañado por el actual arzobispo Andrés Stanovnik y el coadjutor, José Adolfo Larregain, quien a partir del 27 de diciembre, por decisión del papa Francisco, asumirá como nuevo Arzobispo de Corrientes.

En esa suerte de tertulia de prelados, este medio tuvo el privilegio de acceder al diálogo con los tres religiosos, que coinciden en su origen bonaerense. Cada uno de ellos dio su parecer en torno a su experiencia en el Taragüí y valoraron las principales características del modo de vivir la fe de los correntinos, entre otros aspectos colectivos e individuales.

Stanovnik y la devoción a la Virgen

El primero en responder a la requisitoria de este matutino fue Stanovnik, quien desde el 16 de diciembre de 2007 lidera la Arquidiócesis de Corrientes. No obstante, en razón de que el próximo 15 de diciembre cumplirá 75 años, edad a la que los prelados deben presentar su renuncia al Papa, se encamina a convertirse en emérito.

¿Qué sensaciones tiene hoy a menos de dos meses de retirarse?

El sentimiento más profundo que vivo es el del agradecimiento. Cuando fui designado en esta Arquidiócesis yo no lo esperaba. Para mí fue realmente una bendición poder pasar de Reconquista (Santa Fe), donde fui obispo durante seis años, a Corrientes, que es otro mundo y lo digo en el sentido positivo. Es diferente porque este pueblo tiene valores propios realmente extraordinarios, que hacen a la fe.

¿Puede profundizar en esa observación?

Me refiero a esa fe que no es en un Dios general, en una especie de ser universal que está lejos y desconocido, sino que el correntino cree con una devoción muy particular en la Virgen, en esta mujer, tierna madre, que nos acercó a Dios.

Entonces eso impacta en el corazón del creyente de una manera muy fuerte. Ese Dios acompaña, así como la sienten, a la Virgen. Uno de los regalos más hermosos que recibí en todos estos años en el Taragüí es la devoción a María. La tenía de mi familia, de donde venía, pero se acentuó con este impacto hondo que percibí aquí y me contagió el pueblo de Corrientes. De modo que esto lo agradezco profundamente.

Además de lo enunciado, ¿en qué otro aspecto personal se sintió acompañado o respaldado por la comunidad?


Una de las emociones más hondas que viví en estos 16 años fue la oración de este pueblo por su obispo enfermo. Cuando me tocó estar esos meses con una enfermedad tan seria y complicada (fue operado de cáncer en 2019) realmente fue impactante.

Hasta el día de hoy, visitando parajes del interior, se acercan algunas personas y me dicen, seguimos rezando por usted. Eso no tiene nada de afectación, sino que le sale del corazón. Eso es el correntino. Ojalá que esto no se pierda y lo puedan transmitir a las generaciones que vienen. Tenemos que tratar de caminar mucho más juntos, todos los creyentes, independientemente de la fe que uno profesa.

Más allá de que hace una valoración netamente positiva de todos estos años de su magisterio, ¿tuvo momentos complicados o aciagos?


Sí. Me tocó también estar en momentos muy duros, como por ejemplo con el caso Loan. La gente se unió en oración. Son momentos difíciles que seguimos viviendo, aun cuando da la impresión como que lo que sucedió con ese niño ya no tiene impacto mediático.

El chico no aparece. Es gravísimo. Es una llaga en el alma del pueblo correntino. No se trata solo de esa criatura, sino de otras que también sabemos que sucedieron a lo largo, digamos, de estos últimos años. Entonces, no puede quedar en el olvido.

Las comunidades cristianas tenemos que seguir orando hasta que aparezca. Expreso mi profundo deseo de que esta criatura esté cuidada por nuestra madre, la tierna Madre de Itatí.

Monseñor José Adolfo, el sucesor

¿Cómo se está preparando para asumir su magisterio episcopal?


En primer lugar, con la oración y dándole gracias a Dios por este acontecimiento tan grande que es fruto de la bondad y la misericordia de Dios expresado en la voluntad de lo que pide la Iglesia.

Así que me preparo de esa manera como para ir ampliando un sí que ya vine expresando desde el momento que decidí ingresar a la vida consagrada y que después la Iglesia me fue pidiendo a través de los hermanos y de la propia institución, ir ampliando ese sí y renovando ese sí con responsabilidades mayores y más grandes.

Así que es seguir caminando en lo que ya estoy caminando y transitando hace cuatro años aquí en la provincia de Corrientes.

¿Qué legado le dejan Castagna y Stanovnik?


Un gran legado de un gran camino recorrido. En primer lugar, de sus propias experiencias, sus propias vidas, el testimonio de ellos, el paso por aquí por Corrientes y todo lo que ellos han entregado con sus vidas.

Y por otro lado también esto de lo que dice el apóstol San Pablo: «he combatido el buen combate, he concluido mi carrera y no perdí la fe». Creo que esa expresión de San Pablo es algo muy grande para reavivar precisamente el espíritu de la fe, seguir con esperanza firme caminando estos nuevos tiempos que la Iglesia nos invita a transitar, tiempos de sinodalidad, de mucha escucha, de abrir y expandir la carpa para que haya lugar cada vez para mayor gente.

¿Cuál cree que será su principal desafío?


Transitar los caminos de la sinodalidad, que es lo que nos invita en este momento la Iglesia, cuyo tiempo casualmente está finalizando. Con todas las implicancias de discernir los signos de los tiempos, descubrir los signos de Dios en medio de las realidades y responder desde una mirada de fe a esos hechos y acontecimientos para poder discernir y ver lo que Dios está pidiendo en esas realidades.

¿Qué significa Corrientes en su vida?


Me siento muy conectado con Corrientes. Soy un argentino que se siente correntino, esta provincia es mi patria y mi casa familiar. Amo a este pueblo piadoso, tan bueno y con tanta devoción mariana.

Más allá de que hoy esté afianzado aquí, ¿es cierto que en un primer momento le costó adaptarse al ritmo de vida local?


Cuando recién llegué me costó un poco adaptarme, porque soy de Buenos Aires y tenemos mentalidades distintas. No obstante, enseguida le tomé cariño a este pueblo, con toda su idiosincrasia y su música, porque a mí también me gusta mucho el chamamé.

¿Está conforme con lo realizado en estas más de tres décadas de residencia en la provincia?


Me tocó acompañar a este pueblo en tiempos no tan fáciles y lo hice de todo corazón, por eso me quedé afianzado aquí.

Fue declarado Ciudadano Ilustre, ¿cómo tomó ese reconocimiento?


Recibí este diploma en nombre de la Iglesia y no a título personal.

No sé si yo tengo tantos méritos. La Iglesia sí tiene méritos, porque sirve y seguirá sirviendo al pueblo de Corrientes.

¿Qué mensaje le puede dejar a la generación actual y a la que vendrá?


Les pido que mantengan la unidad como pueblo. Es muy importante en este momento del mundo y la patria, tenemos que dejar de lado nuestras particularidades para dedicarnos al bien de todos. Corrientes tiene una forma de vivir esa unidad de un manera particular, quiero que la mantengan y la robustezcan.

Obispos

El correntino Luis María Niella fue el primer obispo del Taragüí y ejerció su ministerio desde 1911 hasta su fallecimiento en 1933. Lo sucedió el santafesino Francisco Vicentín, quien tuvo a su cargo la Arquidiócesis desde 1934 a 1972. Después, tomó esa responsabilidad Jorge Manuel López (oriundo de Rosario, Santa Fe) de 1972 a 1983.

De 1983 a 1994, le tocó el turno al entrerriano Fortunato Antonio Rossi. Desde 1994 a 2007 y desde allí al presente, asumieron como arzobispos los bonaerenses: Domingo Salvador Castagna y Andrés Stanovnik.

DIARIO ÉPOCA

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