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jueves, julio 10, 2025
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¿Qué piensa el arzobispo acerca de bajar la edad de imputabilidad?

EL FRANCISCANO PIDIÓ QUE NO SE CRIMINALICE LA NIÑEZ.

Un debate que divide y atraviesa a la sociedad

La Pastoral Social de la Iglesia difundió una contundente declaración en la que fundamentó su oposición a ese proyecto de ley. En virtud de ello, época dialogó con monseñor José Adolfo Larregain, quien argumentó su postura y planteó alternativas integradoras.

La Comisión Episcopal de Pastoral Social de la Iglesia Católica dio a conocer recientemente, un contundente pronunciamiento en el marco del debate generado por el proyecto de ley -impulsado por el Gobierno nacional- que promueve un nuevo régimen penal para los chicos de entre 13 y 18 años que delinquen.

El texto, emitido desde el organismo episcopal encabezado por el obispo riojano Dante Braida, ya desde su título «Más oportunidades que penas» dejó en claro, con detallados argumentos, el rechazo a la posibilidad de bajar la edad de imputabilidad.

«Desde hace muchos años, la sociedad argentina viene padeciendo las consecuencias de administraciones políticas que no han sido capaces de crear una cultura del trabajo que incluyera a todos los habitantes y que permita a todas las familias del país vivir con dignidad y procurarse los bienes necesarios para un auténtico desarrollo humano, laboral, social, económico y psicoactivo», fundamentó la Pastoral Social.

En ese contexto, y sin medias tintas, el escrito advirtió: «Esto ha provocado innumerables problemas entre los que se encuentra la inseguridad y la delincuencia juvenil. En lugar de bajar la edad de imputabilidad, se necesitan más lugares para la contención social y la educación» y con el mismo rigor, le pidió «grandeza política» a la dirigencia.

A nivel local, época consultó al arzobispo de Corrientes, José Adolfo Larregain, acerca de esa propuesta normativa que divide opiniones en el país, máxime en un contexto en el que el crecimiento de la inseguridad y de hechos perpetrados, en ciertos casos, por jóvenes que cayeron en la delincuencia no hacen más que avivar la llama en torno a este debate.

¿Cuál es su opinión acerca de bajar la edad de imputabilidad y de los argumentos expuestos por Iglesia?

Es muy importante todo lo que dice la Comisión Episcopal de Pastoral Social con respecto a este tema y el documento que emitió. Personalmente, opino que es un tema muy complejo, con potenciales riesgos, con consecuencias sobre las que hay que estar muy atentos. Es necesario abordar esta problemática interdisciplinarmente y discernir con mucha atención.

¿Cómo interpretó el concepto «Más oportunidades que penas», reclamado por el organismo episcopal?

Hay un riesgo significativo en el aumento del punitivismo sin abordar las causas de la delincuencia juvenil. El peligro está en que en lugar de enfocar en la rehabilitación, se priorice el castigo. Eso es muy delicado. También, bajar la edad de imputabilidad podría vulnerar los derechos de los niños y de los adolescentes

Si el camino no es reducir la edad de imputabilidad, ¿cuál debe ser el eje para revertir la delincuencia juvenil?


Hay que promover alternativas que brinden herramientas para evitar la delincuencia, como por ejemplo oportunidades laborales que se incrementen, que se prioricen para los jóvenes, e inversión en programas de prevención con una fuerte apuesta a la educación y la integración social.

¿Qué aporte puede hacer la Iglesia en el debate y tratamiento de esta problemática?


Como Iglesia tenemos mucho para aportar, abordando el tema con una mirada creyente, con una mirada de fe, con mucha sensibilidad y responsabilidad. Cuando me refiero a sensibilidad, hablo de la complejidad del tema, comprendiendo las causas o tratando de comprenderlas, ya que son muy variadas y diversas. Por ejemplo, situaciones de salud mental, discapacidad intelectual, situaciones de vulnerabilidad entre las que entra un gran abanico desde la pobreza, marginación y adicciones.

Por otro lado, también promover la inclusión y la integración, brindando oportunidades de desarrollo personal y social desde nuestras propias comunidades de fe, desde nuestras parroquias, capillas, instituciones y movimientos.

Otro eje también puede ser fomentar la justicia restaurativa y reflexionar en torno a esto para ver las formas de reparación del daño causado y la reinserción social de la persona y del individuo Y también nuestras instituciones favorecen y ayudan esa reinserción social.

¿A qué se refiere con justicia restaurativa?


Cuando fui párroco, recibía a muchas personas que hacían probation, entre los cuales había jóvenes. Me refiero a acompañarlos, tratar de contenerlos, de escucharlos. Esa es una gran tarea, promover la inclusión y la integración y fomentar la justicia restaurativa. Es factible colaborar también con instituciones que trabajan en este ámbito, desde diversas pastorales y las distintas y amplias instituciones católicas y de otras religiones.

La Pastoral Social hace años que aborda estas problemáticas, ¿cómo se puede aprovechar ese conocimiento y trabajo en terreno?


Se puede hacer mucho porque ya se hace mucho al respecto ante este tipo de temáticas y problemáticas sociales. Lo que ocurre es que esas acciones generalmente se desarrollan en silencio. Podemos aportar para brindar un apoyo integral, para abordar y superar estas situaciones complejas que atraviesan a toda la sociedad y los diversos estratos sociales. Esto se puede desarrollar, como ya lo dije, con una mirada de fe.

D. ÉPOCA

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