El obispo diocesano, monseñor Adolfo Ramón Canecin, administró el sacramento de la Confirmación a un grupo de jóvenes-adolescentes y adultos de la parroquia Nuestra Señora de Itatí de Goya. El obispo animó a los confirmados a hacerse la pregunta: «¿Qué puedo hacer yo por mi Iglesia?».

En la homilía el obispo destacó que «El Espíritu Santo viene para que seamos testigos con la vida, las obras y las palabras, en todos los ambientes, en que nosotros nos movemos: testigos de que Dios es nuestro Padre y nosotros somos sus hijos».
«El Espíritu Santo viene para que nosotros crezcamos en nuestra condición filial con Dios, a quienes decimos Abba, Padre. El Espíritu Santo viene para convencernos de que Dios es Padre y si tenemos a Dios como Padre, somos hijos y entonces todos somos hermanos. Esa es la consecuencia de la venida del Espíritu Santo» subrayó.
La confirmación «nos compromete a difundir la fe, especialmente con el testimonio de nuestra vida», agregó.
Dirigiéndose a quienes recibieron el sacramento de la Confirmación dijo. «Uno de los testimonios que podemos dar es preguntarnos después de la confirmación, de acuerdo a nuestros talentos y capacidades, al don que Dios me regaló, ya sea varón o mujer, ¿Qué puedo hacer yo por mi Iglesia? –y continuo- que hermoso es dar respuestas a las necesidades de nuestra santa Madre Iglesia»
Más adelante remarcó que por «el Bautismo todos somos miembros de la Iglesia y por lo tanto cada bautizado somos responsables de la misión que tiene la Iglesia».
«No somos colaboradores de la Iglesia o alguien que hace ´una gauchada ‘sino, que todos somos corresponsables para hacer un aporte, por ejemplo, anotándome como catequista, para que jóvenes adolescentes o adultos puedan dar el paso que ustedes están dando ahora» enfatizó el obispo Adolfo Canecin.
Y añadió: «Entonces la Iglesia crece gracias a esta corresponsabilidad. No estamos muy acostumbrados con este lenguaje, a veces pensamos que en tal o cual problema, el responsable es el párroco, para eso es el cura. No, todos somos corresponsables de la misma y única misión de la Iglesia».
Asimismo, enfatizó que «este sacramento nos impulsa a trabajar con Cristo en su tarea de añadir nuevos miembros a su Cuerpo Místico» concluyó.
