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domingo, mayo 18, 2025
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«Keneke», el guardián del Iberá que decidió trabajar en su tierra

«KENEKE» ZALAZAR APRENDIÓ DESDE PEQUEÑO A AMAR LA NATURALEZA.

La historia de un guardaparque

Alfredo Zalazar nació y se crió en Concepción del Yaguareté Corá. Desde pequeño aprendió a amar la naturaleza y siempre supo que su destino era quedarse en su terruño. Hoy es guardaparque del portal Carambola.

Así como la sangre recorre las venas del cuerpo, así corre el agua, la flora, fauna y toda la cultura del Iberá por las venas de «Keneke». Peón de una de las reservas de agua dulce más importante del mundo y un personaje muy querido no solo por los lugareños sino por cada turista al que le toca guiar en una recorrida por esta belleza natural que atesoramos los correntinos. En una charla con época, Alfredo Zalazar nos cuenta sobre cómo poco a poco se convirtió en «guardián de los Esteros del Iberá».

«Nací en el 10 de noviembre de 1992 en la localidad de Concepción del Yaguareté Corá. Desde muy chiquito me empezó a gustar lo que es el campo, el andar a caballo, y como en casa no teníamos, a un vecino le pedía prestado para andar por el pueblo. Luego empecé a cuidar sus caballos y además me invitaba para ir al campo y hacer alguna actividad. Me empezó a enseñar a trabajar en todo lo que es el campo, y en las yerras se armaba las jineteadas de ternero y ahí empecé un poco como diversión a hacer la actividad», contó sobre sus inicios y es que luego de varias experiencias, «Keneke» inició en las jineteadas de caballo, algo en lo que se hizo muy popular.

Como es habitual en las familias de campo, Alfredo a sus 8 años fue enviado a una casa de familia a trabajar, «hacía los mandados, rastrillaba el patio, luego me daban el almuerzo y me iba para la escuela. Salía de la escuela y volvía a la casa a regar las plantas y demás. Me daban la cena y ahí ya me volvía para mi casa», relató sobre su rutina. «Estuve hasta los 16 años en esa casa de familia y los fines de semana, me iba a otras casas a limpiar, rastrillar y demás changas», comentó.

La vida de «Keneke» transcurría en un sinfín de trabajos de campo, pero siempre gustoso de hacerlos. «Luego cambié de trabajo, fui a cuidar caballos de carrera en el pueblo, y de cuidar caballos, como no podía estudiar, tenía que trabajar. A los 17 años me fui a Buenos Aires para buscar un mejor porvenir. Estuve 10 meses, pero no era lo mío y me volví. Allí se me dio la oportunidad de entrar a la secundaria de adultos turno noche», explicó resaltando que siempre creyó que su destino estaba en su tierra natal.

Trabajar y estudiar

HOY ES GUARDAPARQUE DEL PORTAL CARAMBOLA.

«Durante el día trabajaba en la Municipalidad del pueblo para poder seguir estudiando y mi trabajo era cortar el pasto en la vía pública y barrer las rutas. Tras tres años de intenso trabajo, me compré mi propia máquina de cortar pasto y empecé a hacer mi propia changa y luego terminé mi secundaria», relató a época.

«Cuando terminé mi secundaria, en el 2013, se pudo dar la posibilidad de hacer la carrera de «Guía de sitio» y empecé a trabajar en el portal Carambola. Vine varios años al portal como voluntario para poder aprender y practicar lo que más gustaba. Después logré entrar a trabajar en la Fundación de CLT (The Conservation Land Trust), la cual hoy se llama Fundación Rewilding Argentina, que está dentro del parque Iberá. Estuve cuatro años ahí y se me dio la posibilidad con todos los lugareños a aprender de ellos y a ser un poco conocedor de lo que es la navegación de los Esteros, el manejo, y hoy actualmente soy guardaparque provincial del portal Carambola, donde estoy trabajando», compartió sobre uno de sus sueños logrado.

El valor del «turismo de naturaleza» en Corrientes

«Keneke» resaltó: «Gracias a Dios con el turismo pude quedarme en mi pueblo y hacer lo que realmente me gustaba desde chiquito: el campo. Y mucho más ahora que entendemos el valor de las conservaciones y el turismo de naturaleza en Concepción y que es una salida laboral», afirmó.

El turismo en los Esteros del Iberá se conoce comúnmente como «turismo de naturaleza» o «turismo ecológico». Esta actividad se centra en la observación de la biodiversidad, la fauna y la flora de la región; así como en actividades al aire libre como el avistamiento de aves, paseos en kayak y safaris fotográficos. Los Esteros del Iberá son un destino popular para quienes buscan experiencias en contacto con la naturaleza.

Al ser consultado sobre qué fue lo que siempre le conectó con su tierra, Alfredo contó que «lo que siempre me conectó fue mi familia, mis amigos, y de que no hay otro lugar mejor que estar en tu pueblo. Ver el paisaje, andar a caballo, andar por el campo conectando siempre con la naturaleza, con tu lugar y disfrutar, es lo mejor», sostuvo.

En este sentido, también explicó que la síntesis ideal en su vida es el haber nacido y trabajar en su lugar, «disfruto vivir en el pueblo y trabajar en los Esteros del Iberá. Recibir siempre de buena manera a las personas para que ellas también se sientan satisfechas con lo que vienen a ver, nuestro lugar».

¿Cuál es la clave para el contacto con los turistas y qué les transmitís?

Creo que la clave es transmitir lo que tenemos. Primero, nosotros valorar lo que nos han enseñado en nuestra casa, cómo nos han preparado para poder transmitir esto. Valorar las pocas cosas que tenemos pero que es muy rica en cultura, en compartirlo con otra gente y que esa gente que viene a visitar, al conocer los Esteros se lleve el mejor recuerdo, el mejor momento.

También hay que mostrarlo y conectarse con el lugar, porque si bien muchos vienen a ver el Iberá, detrás de todo esto hay cantidades de anécdotas, historias muy lindas que en el momento de las excursiones uno las comparte. Además en el momento que uno comienza a charlar, nacen nuevas historias.

¿Cuál es su mensaje para aquellos que no quieren dejar su tierra pero buscan un porvenir?


Para mí, y como correntino, seguir valorando y conservando la cultura para el desarrollo local es importante, y que otras generaciones también lo vean, lo disfruten y lo utilicen como un recurso de salida laboral. A mí me ha servido mucho para quedarme en mi pueblo y me ha dado la oportunidad el turismo acá, en Concepción, y para mostrar lo que lo que somos los correntinos en sí, y valorar lo que nos han enseñado en nuestras casas.

¿Cuáles son los aspectos más difíciles de la vida allí?


Creo que los momentos difíciles son cuando vienen las sequías, cuando se producen los incendios, la época del invierno cuando hay mucha lluvia, mucha agua y los lugareños la pelean el día al día estar ahí en las islas y sacar todos sus animales. Eso para mí es la parte difícil, es vivir la vida dura, más allá de que uno todo lo hace con tanto amor, con tanto sacrificio por el lugar.

Un chamamé

Cayo Fernández, gestor cultural, músico y recitador conoció a «Keneke» por las redes sociales porque encontró varios videos que hablan de él, y entonces decidió conocerlo. «Cuando fui a Concepción pregunté por él, le escribí por Instagram y me esperó en su lugar de trabajo con un chancho con mandioca que estaba haciendo en la olla negra», describió en diálogo con época. «Su de presentación es el servicio, su predisposición y su alegría», definió Cayo.

Desde ese entonces, Cayo y «Keneke» entablaron una amistad. Como no podía ser de otra manera, el músico se inspiró en el personaje tan querido y escribió un chamamé. «Con él pudimos hablar de la vida, y más de la vida de un peón de campo, poder palparla en primera persona. Y luego la inspiración y la admiración hacen su trabajo de tejer ideas y versos para que nazca una nueva obra. Intentando contar a través de ella quién es Keneke, tal vez para que sirva de ejemplo y contagie a otros, tal vez para eternizarlo, tal vez para que quieran visitar Concepción y estrechar un abrazo con él», declaró el músico.

La idea de dedicarle un chamamé también incluyó un videoclip. «En dos días filmamos todo, una parte en Concepción, pueblo, y otra hacia el portal Carambola en el puerto Juli Cue y en la casa de Mingo Ávalos.», contó Cayo. «Pudimos reunir a los amigos de Alfredo, los que siempre están trabajando con él en lo cotidiano, y en el video se puede ver que hacemos un brindis», describió.

El tema se llama «Keneke Zalazar» y en una de sus estrofas dice: «En la palma de su mano te saluda Concepción, y un camino que te lleva donde está su corazón. Esperando tu llegada para darte su calor. Y te sientas como en casa, pero en casa de un peón». El estribillo reza: «Con permiso les presento a Keneke Zalazar».

Guardaparque del estero, protector del Iberá. Correntino y buena gente, guapo si hay que trabajar. Servicial y compañero y un apodo en Jopara. Con permiso les presento a Keneke Zalazar».

La letra, música y voz pertenecen a Cayo Fernández; guitarra Fernando Soto; acordeón Raúl Alonso; bajo Martín Sena; estudio Guaranítica; filmación, edición y montaje Braian López.

D. ÉPOCA

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