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sábado, mayo 17, 2025
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Simón de Jesús confirmó a los herederos del dúo Verón Palacios

UNO DE LOS MÁS OVACIONADOS

Considerado uno de los referentes del género, el artista volvió a conquistar al público del Cocomarola. Ratificó además que su hijo y el nieto de Santiago Verón continuarán el legado. Fue el único artista en la Fiesta Nacional del Chamamé que logró un doble bis.

Como pocos, uno de los momentos elegidos por el pueblo chamamecero en el marco de la Fiesta Nacional del Chamamé es la presencia del querido Simón de Jesús Palacios, que con dosis de carisma y simpatía se llevó el pedido de dos bises (pocas veces ocurrido en este escenario) y una enérgica ovación. Aprovechó la vitrina para ratificar la continuidad del dúo Verón Palacios.

SIMÓN DE JESÚS PALACIOS, DUEÑO DE LA FIESTA.

Tras una presentación de su hijo Quiri Palacios y el nieto de Santiago Verón, el acordeonista Hugo Verón, interpretaron solos los clásicos «Lunita de Taragüí» y «Viejo Caá Catí». Esto sirvió a modo de presentación del nuevo dúo Verón Palacios.

Sin mediar palabras y reflejando el sentir chamamecero del emblemático cantor de Cocomarola interpretaron «Correntino» para que en medio de la canción apareciera con una iluminada sonrisa don Simón de Jesús. Los aplausos y la primera ovación brotó del anfiteatro ni bien el enamorado cantor exclamó: «Chinita linda, tú eres mi dueña…» para compartir esta emblemática obra.

Fiel a su estilo interactuó constantemente con el público. «Tiempo de aplausos», dijo y le respondían desde la platea «tiempo de sapukái», pidió y fue consentido, y es que como pocos Palacios manejó a su antojo el espectáculo. Ya para el final interpretó «Caraí Pujol» y «Amor Ardiente», obras con las que volvió a ratificar la continuidad de su legado, casi a modo de despedida de los escenarios, aunque se lo vio con una vitalidad sorprendente.

«Con esta humildad venimos a complacerles como lo hacía el dúo desde antes ya. Continúa Verón Palacios por otra vida, tenemos a los chicos que van a continuar», dijo don Simón. Llegó el momento de la despedida, pero el bis dio pie a la clásica yapa y así sucedió. Aprovecharon el momento para las presentaciones. Volvieron a anunciar al nieto de Santiago, Hugo Verón, al acordeonista Ariel «Gringo» Acuña y Quiri Palacios, «Nuestro hijo, ahí está la mama», dijo Simón entre risas y con una base de marcha militar soltó el verso introductorio de una de su obras considerada ya un himno en el chamamé: «Recordando a Concepción». Con este tema el Cocomarola quedó a sus pies con un grito ensordecedor. Todos cantaron, se emocionaron y lo abrazaron simbólicamente con notable cariño que hizo sentir un ambiente especial ante su presencia.

Y sucedió lo que no ocurría hace muchos años en la Fiesta Nacional del Chamamé: la insistencia del público doblegó al presentador y concedió una más para que don Simón Palacios se despidiera con «Yo tengo una rosa».

Gente de Ley trajo paisajes y melodías 

Considerado uno de los grupos chamameceros del momento, Gente de Ley fue de los más destacados de la novena noche en el Cocomarola. Con una presentación muy limitada para el nivel musical que presenta, sólo pudieron hacer cinco canciones sobre el escenario.

Pero esto le bastó para soltar sus sones y composiciones propias esparcidas en dos guitarras y un bandoneón. Contagiaron de alegría y una estética musical muy cuidada y lograron la reverencia en aplausos del público.

El conjunto integrado por Abel Acevedo en voz y guitarra, Joaquín Medina en primera guitarra, Paulo Ayala en bandoneón, Carlos Quinodoz en bajo y Mario Tesare, su menú musical inició con obras propias como «Soy el Paraná» y «Revoleando el acero». El grupo continuó compartiendo composiciones de su autoría, de Tesare y Ayala, y así volvieron al ruedo con «Este abrazo al cielo» y «Oh, yeroki porá nde jara», y las parejas aprovecharon para la danza. Por último se despidieron con «Aires de mi ciudad» a modo de tributo a Ernesto Montiel.

«Tilo» Escobar, expresión tradicional de las bailantas

El emblemático acordeonista de General Paz, Eulogio «Tilo» Escobar, volvió a presentar un espectáculo de chamamé tradicional para ratificar su vigencia. Propuso un recorrido de clásicos que despertó el sentir y la nostalgia de las bailantas pueblerinas.

De esta manera, el fuellista desempolvó canciones y trajo varias de rescate al cancionero popular. Inició con «Viva el Tabaco» y «Tu amor es mi amor», dos obras de su autoría. Luego interpretó un reconocido chamamé, «Escobillando», y compartió «Cariñito mío» para que las parejas bailaran cara con cara y se multiplicaran por los espacios del anfiteatro.

El músico se despidió con dos de sus obras más conocidas: «Caballito de batalla y «No me aflojes compañero» para dejar al público con el sabor a auténtico chamamé y llevarse el aplauso de todos.

Diario Época

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