CORRENTINO EN ISRAEL
El correntino Marcelo Levy, residente en Israel desde hace 23 años, compartió sus experiencias viviendo en medio del conflicto en Gaza, en una entrevista con Radio Sudamericana.
Levy explicó que, aunque la situación es tensa y preocupante, la vida en el norte de Israel, donde reside, continúa con normalidad en gran parte. Las alarmas suenan ocasionalmente, lo que indica la posibilidad de un ataque, y en esos momentos, las personas deben buscar refugio. “El día nuestro es tranquilo, y si suenan las alarmas vamos a los refugios y si estamos en la calle nos acostamos en el asfalto esperando que pase”, expresó.

El correntino también señaló que en medio de esta situación, se encuentra en constante comunicación con amigos y conocidos en el sur de Israel, donde los ataques han sido más intensos. La preocupación y la incertidumbre son comunes en todo el país.“Uno duerme con un ojo abierto esperando que suene la alarma para ir al refugio. Estamos en contacto todo el tiempo con nuestros amigos para ver si llegaron bien a su refugio”, dijo.
La convivencia en la zona es, en general, pacífica. Levy compartió que interactúa con árabes israelíes en su vida cotidiana, como en negocios locales, y algunos de ellos expresan sus preocupaciones por la situación. «El carnicero es árabe y en el fondo de su negocio tenía una bandera de Israel, está preocupado, esto no es bueno para nadie», manifestó.
Levy subrayó que Israel no ve el conflicto como una guerra contra el pueblo palestino, sino como una lucha contra grupos terroristas que buscan la destrucción de Israel y que amenazan a cualquiera que no comparta sus ideales extremistas. Los ataques recientes han dejado un profundo impacto en la sociedad israelí. «Esto no es una guerra con Pelestina, es con un grupo de terrorista que quiere destruir Israel y a todas las personas que no piensan como ellos, quieren tener un control a nivel mundial», señaló.
Por otra parte reveló que la gente continúa con sus actividades diarias, aunque con algunas restricciones, como horarios reducidos en los negocios y medidas de seguridad más estrictas. La situación actual ha dejado una impresión duradera en la psicología de la población, y muchos temen que la violencia persista en el futuro.
