LA CEREMONIA DE CANONIZACIÓN TENDRÍA LUGAR EN LA PLAZA DE SAN PEDRO A INICIOS DE 2024.
PARA COMPARTIRLO EN FAMILIA
El Obispo Auxiliar de Corrientes brindó una reflexión sobre la vida y misión de María Antonia de Paz y Figueroa, la santiagueña que será canonizada en 2024. El Pastor, además, resalta la herencia que deja una persona que quiso identificarse plenamente con Cristo.
Monseñor José Adolfo Larregain / Colaboración

El 24 de octubre nos sorprendió que la Congregación de la Causa de los Santos, con aprobación del Papa Francisco, aceptó la aprobación de un milagro atribuido a la intercesión de «Mama Antula», llamaban así cariñosamente a María Antonia de Paz y Figueroa. Esto la constituye en la primera santa argentina. Seguramente pronto sabremos la fecha de su canonización.
«Mama Antula» nació en lo que hoy es el territorio de la provincia de Santiago del Estero en el año 1730, en cercanía de Villa Silípica, antigua encomienda de indígenas. Desde allí comenzó su humilde labor esta humilde mujer santiagueña que podría ser considerada una Madre de la Patria, como dice una canción: «¡Si se olvida tu nombre algo te falta Argentina!».
Le decían «Antula» por el modo de llamar a quienes llevaban el nombre de Antonia. Aparece en primer lugar de manera inseparable, la hermosa expresión mamá, destacando la capacidad fiducial de generar vínculos maternos engendrando hijos en la fe. Fue impresionante la participación de ejercitantes que ella acercó en esos tiempos a los Ejercicios Espirituales, estamos hablando de unos 70.000 de acuerdo a registros existentes.
Desde allí comienza una gran misión que la va a llevar a recorrer lo que hoy son territorios pertenecientes a las actuales provincias de Santiago del Estero, Tucumán, Salta, Jujuy, La Rioja, Córdoba, llegando a la misma Buenos Aires. Fallece en esta última provincia en 1799. Sus restos descansan en la Iglesia Nuestra Señora de la Piedad.
Ejercicios espirituales
Era una mujer laica, que cuando expulsan a los jesuitas, asume llevar adelante y promover los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola. Fue impresionante y colosal la obra que hizo en lo espiritual y en lo material. El Cura Brochero retoma su obra un siglo después.

Todos estos caminos los hizo a pie, por senderos inhóspitos y polvorientos, difíciles de transitar, con muchas dificultades y desafíos. Se la representa descalza, vestida como peregrina con ropa larga, oscura que ayuda a cobijar y cubrir de las inclemencias del tiempo, tanto sea frío, sol, viento, arena y agua
De su lado derecho se la ve apoyada en un bastón largo, en el extremo se observa una cruz. Es apoyo en todo sentido, tanto físico como espiritual. El mismo está fundamentado en la cruz de nuestro Señor. En su brazo izquierdo, muy cerquita del corazón tiene un libro, los Ejercicios Espirituales, perfumando su vida con el Evangelio y transmitiendo ese aroma.
Una de sus máximas obras es la Santa Casa de Ejercicios Espirituales en Buenos Aires (ubicada en el corazón porteño, a metros de la avenida 9 de Julio, sobre Independencia). Allí vivió sus últimos años, falleciendo en la misma. En ese lugar se respira espiritualidad por todos lados y se pueden ver sus vestigios, las paredes expresan el paso de esta mujer.
Tomando a «Mama Antula» como un caso, es una buena oportunidad para poder hablar con relación a la vida del santo, lo que podríamos llamar el santo como lugar teológico. De esta manera hacemos referencia a las reliquias del santo: ¿qué significan las reliquias? Es aquello que queda, lo que deja, la herencia que deja una persona que quiso identificarse plenamente con Cristo. No es simplemente como dicho al pasar, lo que queda, sino lo que el santo nos deja de sí mismo. En la reliquia, se puede decir, queda todo aquello que la persona transmite con su vida, sus cosas, el lugar donde vivió, habitó, etcétera.

Las reliquias de un santo son las que fueron sus cosas, las pertenencias que usó. También se considera parte de lo mismo la casa donde vivió, el suelo que pisó, el paisaje que lo rodeó. Esto lo podemos observar en lugares que son constituidos santuarios que están asociados, incluso, a la persona del santo. Ejemplo: ir a Brochero es respirar el aire brocheriano, el paisaje, su cultura, entre otras características.
Las reliquias del santo son prolongaciones de su propio cuerpo. La gran reliquia por excelencia de un santo es precisamente su cuerpo, del mismo y sus cosas nos acercamos a la persona, entramos en contacto con él. Cada fragmento nos pone en contacto con el todo del santo y de su vida.
Toda reliquia en sentido estricto es algo corpóreo, material; la idea de herencia tiene un significado más amplio, el principal legado que recibimos es de contenido espiritual que es el mensaje, la transmisión de valores, principios, compromiso, el sentido que le dio a su vida y que por lo tanto a nosotros hoy nos invita y desafía a realizar lo mismo, para no constituirnos en meros repetidores de historias y nosotros no hacer nada en el aquí y ahora.
Las reliquias no tienen de por sí un valor en sí mismas, no se pueden desvincular de la herencia espiritual de la persona del santo.
Si esto sucede caemos en un grave y delicado error. Por este motivo es importante observar y catequizar la actitud de los fieles devotos que tienen ante ellas. Generalmente, lo que hacemos es extender la mano, querer tocar la reliquia, entrando de este modo en los sentidos corporales, especialmente vista y tacto.
Cuando nos acercamos miramos y tocamos, entrando en contacto con la reliquia, tanto sea de primer, segundo o tercer grado. Esa cercanía despierta todo un mundo interior que nos relaciona y pone en conexión con Dios a través de la vida de ese santo invitando a vivir su misma experiencia.
Hablamos de reliquias de primer grado, cuando son fragmentos del cuerpo del santo; de segundo grado, se hace referencia a sus cosas: lugar donde vivió, sus objetos, pertenencias. De tercer grado: elementos que han estado en contacto con reliquia de primer grado -ejemplo: el poncho que cubre la urna con restos óseos-.
Las reliquias de un santo son recordatorios, palabra con profundo significado del latín recordis: volver a pasar por el corazón-; son in memoriam; es decir es una memoria objetiva que nos permite recordarlo y de esta manera se constituye en profecía al darles culto y honrar su cuerpo y cosas. Son profecía porque profesamos en la fe la resurrección del Señor, siendo el santo anticipo e invitación a vivir el compromiso de seguimiento evangélico, entrega generosa con el Reino.
Cuánta falta hacen hoy más «Mamas Antula», que generen vínculos maternos, sanadores, contenedores, acogedores, que reciban, cobijen, den amor, se comprometan, guarden y cuiden la vida. Para esto no hace falta grandes cosas, ni ser un personaje importante, es necesario confianza, gran coraje, valentía, el corazón puesto en Dios, la mirada en el horizonte con sueños y proyectos en lo primero, fundamental y más importante.
