Mons. Canecín animó a los peregrinos de la Cruz Gil a «ser cireneos».
Como cada año, el obispo de la Diócesis de Goya expresó su cercanía y acompañamiento a los miles de peregrinos de la Cruz Gil, mediante una carta pastoral para reflexionar juntos. Monseñor Adolfo Ramón Canecín, presidió el 6 de enero una Misa en el predio de la Santa Cruz, contiguo al santuario de la Cruz Gil, en la ciudad correntina de Mercedes.
La Eucaristía estuvo concelebrada por el Párroco, Presbítero Ramón Felipe Espinoza, y en su homilía, el Obispo leyó la carta pastoral 2022, titulada “Seamos Cireneos, ayudándonos a cargar la Cruz”, con la que una vez más, manifestó su acompañamiento a los peregrinos que cada enero llegan al predio donde se encuentra la Cruz Gil y se realiza la fiesta popular dedicada al “Gauchito Gil”. «Hermanos todos: peregrinos y devotos de la Cruz Gil, siguiendo el camino de los obispos que me precedieron, desde que llegué a la diócesis, los acompaño en su devoto peregrinar hacia la Cruz Gil con mi afecto y oración y, con la carta pastoral anual», expresó monseñor Canecín. En ese sentido, este año propuso rezar y reflexionar con el texto de San Lucas 23, 27: “Tomaron a un tal Simón de Cirene… y le cargaron la cruz de Jesús para que la llevara detrás de él”. E invitó a mirar a Jesús que «siempre se mostró cercano, compasivo, acompañando a quienes cargaban sus cruces»: Sintió compasión porque estaban como ovejas sin pastor (Mt 9, 36); Lloró por su amigo Lázaro, junto a Marta y María (Jn 11, 35); Se compadeció de la viuda de Naím (Lc 7, 11-19); Se detuvo y curó a los leprosos (Lc 17, 11-19); Sació la sed de la samaritana (Jn 4, 1-42); Curó al mendigo ciego (Mc 10, 46-ss); Dio de comer a la multitud (Mt 14, 13-21); Por amor a todos los hombres “llevó” sobre la Cruz todos nuestros pecados (1Pe 2, 24; Is 53, 4); y al rezar el Vía Crucis lo vemos caer tres veces bajo el peso de la cruz». Por eso, consideró: «¡Ahora nos toca a nosotros! Jesús está presente en cada ser humano: ‘Lo que hagas al más pequeño a mí me lo haces’ (Mt 25, 40.45)», recordó, «ofreciéndonos la oportunidad de ser buenos Cireneos, ayudándonos a cargar y a llevar la cruz».
«Pensemos de cuántas personas se valió nuestro Dios para ayudarnos en el camino de la vida y cuántas veces, a través nuestro, ayudó a tantos hermanos. Que al regresar a nuestras casas llevemos el propósito de ayudar a todos los hermanos que encontremos aplastados por su cruz en el camino de la vida», exhortó, con su abrazó y bendición, y pidiendo para los peregrinos la intercesión de la Virgen de Itatí.+