«DANI» SOTELO FAURET, HISTÓRICO REVISTERO DE LA JUNÍN, HABLÓ DEL PASADO, PRESENTE Y FUTURO DE SU RUBRO.
SON VARIOS LOS OFICIOS QUE SUFREN EL INEXORABLE AVANCE DE LA TECNOLOGÍA
En los puestos del microcentro, ante la fuerte caída en la demanda de publicaciones gráficas, anexaron venta de juguetes, repelentes, alcohol en gel y otros productos. Atento a ello, el Concejo Deliberante derogó una normativa para flexibilizar sus actividades.

El avance de la tecnología es inexorable, y así como en su vorágine evolutiva le hace más fácil la vida a cientos de personas, hay a otras a las que perjudica o directamente las deja «fuera de juego». Entre este último grupo están los vendedores de diarios y revistas, también conocidos en la jerga popular como «canillitas» o «revisteros», quienes de un tiempo a esta parte sintieron el rigor del avance del consumo de información a través de internet, en detrimento de las publicaciones impresas.
Por eso, muchos de esos «humildes gorriones de los diarios», como los describió el recordado Horacio Guarany, tuvieron que anexar otros productos a sus consabidas ofertas de matutinos y revistas para poder seguir ganándose el sustento.
En ese contexto, ayer, en el Concejo Deliberante capitalino, aprobaron una normativa que derogó la Ordenanza Nº2.989 que rige la exhibición y venta en la vía pública de diarios, autorizando a quienes se encuentran en este rubro a que incorporen para su venta libros, escarapelas, banderas, artículos de librería, material didáctico y pedagógico, accesorios para celulares, tarjetas SUBE, artesanías y recarga de celulares, entre otros servicios.
En los considerandos del expediente, se explicó que el objetivo es actualizar la normativa, sancionada hace más de 25 años, flexibilizando y modernizando la obtención de permisos para la explotación comercial.

A sabiendas de ese cambio apuntalado desde el legislativo municipal, época dialogó con Daniel Sotelo Fauret, quien junto a su padre Héctor y hermanos tiene, desde hace años, un puesto de venta de diarios y revistas en Junín y Salta.
«Desde que está el auge de internet y las redes sociales, las publicaciones gráficas se comercializan cada vez menos. Hoy vendemos un 15% de lo que vendíamos hace 10 o 15 años. Por eso hay muchos puestos o kioscos que tuvieron que cerrar, quedamos prácticamente los del centro, nomás», describió «Dani».
En ese sentido, acotó: «Hace seis años que viajo regularmente a Buenos Aires a traer diversos productos que ofrezco aquí en mi puesto. Vendo repelentes, alcohol en gel, figuritas, algunos juguetes, bombuchas, colecciones de ollas y libros».
Con respecto al guiño normativo emitido desde el Concejo Deliberante, Sotelo Fauret destacó su sanción y apreció: «Me parece muy bueno, porque todos los que estamos en la Junín queremos trabajar. Nada más y nada menos que eso. Si antes un domingo me compraban 100 diarios, hoy llevan 15 con suerte».
Abandonar no es la opción
«Mi padre (Héctor) tiene 78 años y es canillita desde los 15. Yo, desde que era un niño, acompaño en este oficio a mi papá y ya estoy por cumplir 49 años. Este es mi trabajo y mi modo de vida. No lo voy a dejar, pero entiendo que los tiempos cambian y hay que saber adaptarse. Esto es un comercio y uno para mantenerse debe entender lo que la gente demanda», observó Sotelo Fauret al analizar el pasado, el presente y el futuro de su rubro.
«Hay que buscarle la vuelta, reinventarse como se dice ahora. No hay que bajar los brazos, más aún en una crisis como la que nos toca vivir actualmente. Si en estos últimos años me hubiera quedado vendiendo solo diarios y revistas, hoy este puesto estaría cerrado», dijo a modo de cierre.
«Quedan 50 canillitas en la ciudad»
Por voluntad unánime del cuerpo de ediles, el Concejo Deliberante derogó ayer una ordenanza de 1997 que regulaba la actividad de los canillitas y revisteros de la ciudad. La normativa, inspirada en resoluciones del Ministerio de Trabajo de la Nación, autoriza ahora a los puestos de diarios a ampliar su oferta comercial, permitiéndoles vender productos como libros, artículos de librería y regionales, artesanías y recuerdos turísticos, así como bebidas no alcohólicas e infusiones en envoltorio cerrado, entre otros.
Sin embargo, se establece que estos nuevos rubros deben cumplir con los requisitos de seguridad y sanidad correspondientes, según lo reglamentado en la ciudad.
Las ediles Gabriela Gauna y Sandra Olivera, mentoras de la iniciativa, explicaron que el expediente sancionado responde a la necesidad de adaptarse a los cambios tecnológicos y a la notoria disminución que se registró en el mencionado rubro durante la pandemia de COVID-19.
Agregaron que la ampliación de la actividad comercial de los canillitas en la Ciudad de Corrientes surge como resultado de un trabajo mancomunado junto al Departamento Ejecutivo Municipal, el Sindicato de Vendedores de Diarios, Revistas y Afines de Corrientes y la Cooperativa de Familias de Canillitas Unidas del Taragüí.
«Quedan 50 canillitas en la ciudad. Con esta propuesta lo que buscamos es que esas familias logren reconvertir su actividad y puedan anexar otros productos a sus ofertas cotidianas. Para ello deberán cumplir con requisitos específicos a este aggionarmiento de sus labores», puntualizó Gauna.
Por último, la concejal sumó: «Nos basamos en resoluciones de Trabajo que ya se implementaron en otros puntos del país, como en la ciudad de Rosario (Santa Fe)».
