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sábado, junio 14, 2025
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Denunció que su hermano la violaba: «Hoy es policía en Mantilla»

ABUSO SEXUAL INFANTIL

Evelyn tomó una decisión que le cambió la vida: denunció a su hermano mayor, D. Valenzuela, por haber abusado sexualmente de ella durante su infancia. Lo hizo en 2022 después de años de silencio, angustia y manipulación. Valenzuela fue condenado a 13 años de prisión pero aún no está firme su condena por lo que  continúa trabajando como efectivo de la Policía de Corrientes. “Lo denuncié cuando supe que no era la única”, explicó. 

El Tribunal Penal Oral de Goya condenó a D. Valenzuela, policía de la provincia de Corrientes, a 13 años de prisión por el delito de abuso sexual gravemente ultrajante y agravado contra su hermana por parte de madre, Evelyn, quien hoy tiene 27 años y reside en Resistencia, Chaco.

La sentencia reconoce que los abusos comenzaron cuando la víctima tenía apenas 8 años, y se extendieron durante casi una década en la casa familiar de la localidad de Mantilla, Corrientes. “Desde que tengo uso de memoria, esto pasaba”, relató Evelyn a Radio Sudamericana. 

EL DÍA QUE DECIDIÓ ROMPER EL SILENCIO Y DENUNCIAR 

Evelyn señaló que además de ella, otras mujeres de su entorno familiar también fueron víctimas del mismo agresor: su hermana María, hoy de 35 años, y al menos dos primas, quienes no se animaron a hacer la denuncia. “Cuando hablé por primera vez, todo explotó. Me di cuenta que no era la única, que no estaba loca. Lo denuncié cuando supe que no era la única porque él está cerca de mis sobrinas y de muchos niños y era un peligro para la gente que amo”, afirmó Evelyn.

Durante el juicio, que se desarrolló entre el jueves y el martes pasado en Goya, Evelyn declaró junto a su hermana. El tribunal, integrado por los jueces Jorge Carbone, Ricardo Carvajal y Julio Duarte, resolvió además imponer como medida cautelar la prohibición de portar armas de fuego y acercamiento a la víctima en un radio de 100 metros.

“Me fui de mi casa para sobrevivir. Vine a Resistencia a estudiar pero en realidad necesitaba escapar”, contó. “Durante años creí que no tenía pruebas, que nadie me iba a creer. Hasta que en 2022 supe de otras víctimas y decidí hablar. Lo hice por mí y por todas las niñas que pueden estar en peligro.”

VALENZUELA ES POLICÌA DE MANTILLA

Sin embargo, pese a la condena, la prisión preventiva fue rechazada por mayoría. Esto significa que Valenzuela continúa en libertad a la espera de que la sentencia quede firme. Según relató Evelyn, el condenado seguía en funciones como agente policial de su localidad natal y llegó a cruzárselo en actos públicos o incluso custodiando la escuela donde ella debía votar. «Es policía de la provincia de Corrientes en funciones y estaba trabajando ahí en en Mantilla». 

SUS PADRES LE DIERON LA ESPALDA TRAS SU DENUNCIA

La desilusión fue aún más profunda cuando su mamá se presentó como testigo a favor del imputado durante el juicio. “Dijo que dudaba de lo que yo decía. Declaró que él no vivía más en Mantilla desde 2007, que no estaba en la casa. Que yo no podía haber sido abusada ahí”. Evelyn fue testigo en carne viva de esa declaración: “Estuve ahí, escuchándola decir todo eso. Ya sabía que no iba a apoyarme, pero igual me volvió a romper el corazón”.

Su padre, aunque en un primer momento le dijo que le creía, tampoco estuvo. “Las veces que hablamos me entendió, me creyó, pero después me escribía pidiéndome que le pida perdón a mi mamá, como si eso fuera lo más importante”. Ambos padres cortaron el vínculo. Dejaron de visitarla y también de sostenerla económicamente: “Ellos me pagaban el alquiler en Resistencia. A los pocos meses de denunciar a mi hermano, me dejaron de pagar. Me tuve que mantener sola. Y no pude seguir un tratamiento psicológico porque no podía costearlo”.

El agresor, mientras tanto, siguió frecuentando la casa familiar: “Se construyó una casa al lado de la de mis padres. Era imposible para mí volver. Tenía ataques de pánico cada vez que pensaba en acercarme”.

Evelyn cree que a su madre le importó más que su apellido no quede «manchado» por una denuncia, antes que escuchar a su propia hija: “En un pueblo chico importa más el qué dirán. Recibí más apoyo de personas ajenas que de los míos”.

En soledad, Evelyn siguió adelante como pudo. “No sé cómo hice para seguir viva. Me lo preguntan y no sé qué contestar. Supongo que fue el miedo de que otros chicos pasen por lo mismo, que mis sobrinos estén en peligro”. Trabaja, estudia, trata de estar ocupada todo el tiempo para no pensar: “Me quedan solo dos materias para recibirme de contadora pública. Es lo único que me mantiene con algo de esperanza”.

Respecto al juicio, dice que no esperaba nada, pero necesitaba cerrar el ciclo. “Ya me sentía aliviada por haber llegado a esta instancia. No sé si hay justicia suficiente para todo lo que pasamos, pero esto demuestra que hablar sirvió, que no quedó impune”.

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