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La búsqueda de Loan: Los barridos de las antenas de celulares complican a la exfuncionaria y al capitán de navío retirado

Victoria Caillava y Carlos Pérez habían dicho que el día que el niño desapareció fueron a su casa en Nueve de Julio, pero, en realidad, se dirigieron a un campo situado a cinco kilómetros de la casa de la abuela de Loan

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La revisión de los teléfonos comenzó a entregar resultados sobre los movimientos que hicieron algunos de los sospechosos acusados de la supuesta captación de Loan Danilo Peña, de 5 años, para entregarlo a una red de trata de personas.

En el primer barrido de las antenas de telefonía celular en la zona de Nueve de Julio, donde Loan desapareció el 13 del actual, los investigadores establecieron que uno de los teléfonos usados por el marino retirado Carlos Guido Pérez y su esposa, María Victoria Caillava, impactó en la antena que aporta el servicio en el campo de la exfuncionaria municipal.

Este hecho contradice las declaraciones de los acusados que, cuando realizaron una exposición como testigos, dijeron que se retiraron de la casa de la abuela de Loan para ir a ver el partido entre Deportivo Riestra y River por la Liga Argentina, que comenzaba a las 15, el 13 de junio pasado.

En sus declaraciones, el matrimonio manifestó que se dirigió a su casa de Nueve de Julio. Sin embargo, al revisar la información contenida por la base de datos de la antena de telefonía celular situada en uno de los caminos que conducen al campo que el matrimonio posee, en la zona rural, se determinó que el teléfono de Caillava, exsecretaria de Producción de Nueve de Julio, impactó en la mencionada antena.

Esto significa, según fuentes de la investigación, que Caillava y Pérez no dijeron la verdad cuando declararon como testigos. Manifestaron que fueron a Nueve de Julio, pero, en realidad, se dirigieron en la dirección contraria.

Al descubrir esa contradicción, los responsables de la investigación decidieron volver a realizar una inspección en el mencionado campo, situado a cinco kilómetros de la casa de Catalina Peña, abuela de Loan, el lugar donde el pequeño fue visto por última vez.

El objetivo de dicha inspección era buscar algún rastro de Loan. Según fuentes de la investigación, Pérez y Caillava llegaron a la casa de la abuela del niño en una camioneta Ford Ranger blanca y en ese vehículo se lo habrían llevado. Después lo habrían pasado a un Ford Ka rojo para llevarlo a Chaco. El matrimonio conoció al niño el 13 de junio, durante el almuerzo en la casa de Catalina Peña.

Esta presunción se fundó en los peritajes de odorología forense que concluyeron que, dos de los tres perros que revisaron la camioneta Ford Ranger blanca marcaron el rastro del niño en dicho vehículo. Mientras que los tres canes que inspeccionaron el Ford Ka rojo que el matrimonio usó para viajar a la ciudad de Corrientes y Resistencia, en Chaco, hallaron el rastro de Loan en ese rodado.

El matrimonio no puede explicar cómo llegó la huella de olor del niño al Ford Ka. Además, otro indicio que comprometería a la funcionaria y a su esposo fue que, el 13 de junio a las 14.50, cuando Caillava y su esposo regresaban a 9 de julio porque el hombre quería mirar el partido que Riestra le ganó a River Plate, recibieron una llamada de Laudelina Peña, una de las tías de Loan en el que le dijo que el niño no aparecía, entonces Caillava, aparentemente sin que se lo preguntaran, aclaró: “Mirá que mi marido se crió en la ciudad y él siempre cierra las puertas de la camioneta”.

De acuerdo a la reconstrucción realizada por los investigadores, esa frase habría sido expresada a modo de justificación por la funcionaria para decir que Loan nunca pudo haber subido a la 4×4.

Cuando Laudelina realizó esa llamada, a las 14.52, Loan llevaba poco más de media hora desaparecido. En ese momento, además, había un corte de energía en la zona, que habría interrumpido el funcionamiento de algunas cámaras de seguridad.

En las últimas horas, los investigadores hallaron otro elemento sospechoso que indicaría cómo era la relación entre Caillava, su esposo y el comisario Walter Maciel, detenido acusado de encubrimiento.

La exsecretaria de Producción del Municipio de Nueve Julio llamó por teléfono al jefe policial a las 15.15, el 13 de junio. No pasó inadvertido que esa comunicación se concretó cuando María Noguera, madre de Loan, todavía no había radicado la denuncia por averiguación de paradero de su hijo.

Dicha denuncia fue radicada a las 16.15, casi dos horas después que Loan fue visto por última vez en la casa de su abuela, cuando regresaba después de haber ido a juntar naranjas. Esto significa que, en un período de una hora, entre que el niño desapareció y el momento en que la madre radicó la denuncia, la funcionaria dijo que fue a su casa, cuando, en realidad, se dirigió en dirección contraria.

Además, se adelantó a la pregunta que le formuló Laudelina, una de las tías de Loan, e indicó que resultaba imposible que el niño hubiera abordado la camioneta mientras jugaba. Para los investigadores, estas contradicciones y las llamadas abonarían la sospecha de que el matrimonio ocultaba algo. Por este motivo, los responsables de la pesquisa decidieron inspeccionar las viviendas que la pareja posee en la zona.

Luego de revisar el cuadro de relaciones entre los imputados, los investigadores establecieron que Laudelina, una de las tías de Loan y pareja del detenido Bernardino Benítez, dijo que el comisario Maciel había encontrado el botín de fútbol 5 de Loan, enterrado en el barro, a dos kilómetros y medio del denominado Punto 0 de búsqueda, tal como se conoció al camino de 600 metros que comunica la casa de la abuela de Loan con el árbol de naranjas.

Mientras que Maciel expresó que Laudelina había hallado dicho calzado en una zona en la que no había más huellas de pisadas. Debido a que los primeros fiscales del caso: Juan Carlos Castillo y Guillermo Barry, sospecharon que el botín de fútbol habría sido plantado en el lugar para desviar la investigación, decidieron acusar al jefe policial como presunto autor del encubrimiento agravado de captación de un menor para la trata de personas.

Hasta el momento, las pruebas contra Caillava y Pérez son indicativas, no concluyentes. Sobre ellos se mantiene la presunción de inocencia. No obstante, ninguno de ellos decidió hablar, por ahora.

Gustavo Carabajal

La Nación

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