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jueves, julio 10, 2025
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Los comedores barriales y el drama actual para dar un plato de comida

ESTADO DE CRISIS QUE SE PROFUNDIZA

PREOCUPACIÓN EN LOS COMEDORES Y MERENDEROS POR LA CRISIS Y RECORTES.

Responsables de sitios en los que comen decenas de personas encendieron el alerta por recortes y dificultades para tener alimentos. Cada vez más gente busca allí su única comida del día o la leche para sus hijos. La Iglesia advirtió del fuerte impacto social de la medida nacional.

ALTAS PILCHAS Indumentaria José Jacinto Rolón 917

Con el ya alarmante índice de pobreza que lacera a Argentina, esta semana se generó una situación que empieza a atacar el flanco más débil de un famélico sistema de contención social: comenzaron a activarse mayores recortes en la asistencia estatal nacional a los comedores y merenderos.

El escenario se torna tan complejo como dramático. Es que la medida nacional se da en medio de una profundización de la crisis económica en el país y en la cual hay más gente buscando -con más dificultades- poder tener un plato de comida del día. Y más obstáculos aún se presentan para los que dan de comer en el almuerzo y/o la merienda. Esto es, en los comedores y merenderos barriales.

La situación no es buena ya desde el segundo semestre del año pasado. No es una cuestión partidaria, sino de prioridad de las políticas sociales.

Así, la baja en envío de partidas de alimentos desde Nación ya viene cayendo drásticamente desde hace meses. Y si bien la actual administración nacional asegura que las medidas tomadas apuntan a transparentar el sistema de asistencia estatal a comedores, lo cierto es que la crisis económica motoriza un escenario mucho más catastrófico si no se reacciona con rapidez y con políticas claras y urgentes, pensando en el destinatario final y no solo en los intermediarios.

La propia Iglesia católica salió hace unos días a reiterar su advertencia sobre el impacto social adverso que tiene la medida dispuesta por el gobierno de Javier Milei. A través de un comunicado insistió con el pedido de alimentos para los comedores y advirtió que «la pobreza sigue creciendo».

«En un país cuya pobreza sigue creciendo y que no admite miradas sesgadas, prejuicios ideológicos y peleas sectoriales, somos testigos de que muchos hermanos viven la angustia de no saber con qué alimentarán mañana a sus hijos», expresaron.

En Corrientes

En tanto, en la provincia la situación está un poco más contenida, pero el tóxico combo devaluación-inflación sigue asfixiando peligrosamente. Si bien el Gobierno provincial sostiene (y asegura y recontra asegura) la continuidad de su programa alimentario y de asistencia a los comedores y merenderos, la mayor cantidad de asistentes (por la misma crisis) y el recorte en alimentos con fondos nacionales empezó a encender alarmas.

«Lo que sucede en los comedores barriales, y que es lo que me trasmiten mis compañeros que atienden es que, cuando terminan de repartir todo lo que hay en la olla, siguen llegando personas por un plato de comida. Lamentablemente, hay que decirles que no hay más. Y eso duele muchísimo. Hay que estar ahí para decirles que no haya más comida, que muchas veces suele ser la única que tienen ese día. Sobre todo los fines de semana».

De esa forma, con esa crudeza y dolor, describió la situación actual Eva Romero, coordinadora provincial de Libres del Sur Territorial, que tiene comedores y merenderos en Capital y el interior provincial.

«En realidad desde octubre del año pasado ya no estamos recibiendo alimentos desde Nación, que es lo que mandamos a nuestros compañeros del interior que más que nada tienen merenderos», explicó Eva ante la consulta de época.

En este sentido indicó que «recibíamos leche, fideos y harina, por ejemplo. Pero ahora ya no recibimos ni leche, que es esencial para una mayoría de merenderos que atendemos. Siempre es la leche lo que más cuesta conseguir. Y hoy su precio se fue por las nubes, lo que también afecta a las donaciones, que se complican con estos valores. Eso ahora ya no tenemos y nos cuesta mucho más cumplir con la merienda», insistió Romero.

Frente a esta situación, tanto en merenderos como en los comedores, «no podemos recibir a más gente, por lo cual la pilotean los compañeros pidiendo frutas y verduras en las negocios: hay mucha solidaridad aún de la gente del interior».

«Acá, en Capital, tenemos más resuelto el tema, pero se hace difícil los fines de semana. Con la Provincia tenemos resuelto un esquema de una comida diaria», valoró la dirigente social y a continuación destacó: «También en otros lugares hay apoyo escolar y ahí se da la merienda, pero en ellos no asisten menos de veinte chicos».

«La vamos piloteando con lo que nos entrega acá la Provincia», resumió no sin luego remarcar su preocupación por la crisis económica que se agudiza en el país.

Por su parte, hace unos días describió su experiencia Ramonita Silva, quien hace una década coordina un comedor en el barrio Bañado Norte («Papa Francisco»).

«Los chicos llegan y piden pan duro. Hay cada vez más hambre… esa es la realidad», comentó a Radio Dos.

Ante esta situación, anunció por sus redes que por falta de insumos ya no podía seguir cocinando de forma solidaria para casi un centenar de vecinos, sobre todo niños y adultos mayores.

«Tengo impotencia por lo que estamos pasando», dijo.

El dolor de Eva y de Ramonita por no tener para dar de comer, se amplifica en la provincia y el país. Es tiempo de transparencias, sí, pero también de no dejar de contener a los más vulnerables en medio de una crisis económica que se profundiza. No soltarles las manos. Esto es, sin dudas, la prioridad.

Por Gustavo Lescano

diario época

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