Como parte de una tradición, un culto hecho por los participantes de este encuentro emprendió su caravana, que comprendió unir el lugar de estancia de los motoviajeros y Carolina.
Diferentes colores y cilindradas de las “maquinas” dieron una distinción a la tarde sabatina de Goya y Carolina, despertando la curiosidad de los improvisados plateistas, que observaron el recorrido realizado por estos aventureros del camino.
Continúa el desarrollo del Motoencuentro, con presencia de bandas de rock, elección de los soberanos del encuentro, reina y rey del Motoencuentro y el compromiso de afianzar este espacio y la fecha para renovar ahora que la situación permite, el deseo del retorno para la próxima edición.
Una propuesta más para elegir Goya como destino.
