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viernes, abril 26, 2024
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COSMOVISIONES Y SIMBOLOGÍAS DE LA CANCIÓN DEL SURUBÍ

Por César López – Técnico Superior en Turismo

La poesía del himno de la Fiesta Nacional del Surubí desentraña la filosofía conceptual del turismo. La lírica de “Coqui” Correa revela nuestra vocación hospitalaria, define al arraigo como la puerta del encuentro universal y enseña la quimera que dice: “PINTA TU ALDEA Y PINTARÁS EL MUNDO”.

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Goya te espera forastero pescador para su Fiesta Nacional del Surubí. Y como siempre te da la bienvenida esta tierra colorida de mi mundo taragüí.

Aquí el autor resalta el talento anfitrión de nuestro pueblo que al aguardar la llegada de visitantes es traspasada por el fenómeno turístico. Porque el turismo nos lleva a preparar el corazón y dar la bienvenida en nuestra casa grande, sumergidos en el cromatismo de paisajes del cosmos de Corrientes.

El Paraná con su melena de león espera calmo tu presencia varonil que en la barranca se moldee tu figura, cuando luches con altura con el surubí.
Es una imagen del estado total de nuestra tierra, expresada en una metáfora y personificación del río que se halla expectante en los albores de la fiesta. El Paraná será testigo de un pescador heroico que remontará su caña en la captura, sobre el oleaje flameante de sus aguas traslucida en la cabellera del león.

No te duermas pescador que tu anzuelo está en llamada, porque el pique está mejor
al llegar la madrugada. Silba y fuma en tu ilusión mientras esperas por allí que solito se estaquee en tu línea el surubí.
Este pasaje referencia las horas en que los amantes del deporte del silencio esperan verse frente a frente con el Toro del Paraná. La oscura profundidad del río, el secreto de su abismo, bosquejan la escena del encuentro épico más deseado.  

Goya te espera forastero pescador con su leyenda y su noche tropical. Bajo un celaje con estrellas diamantinas y una luna correntina quebrada en el Paraná

Nuevamente remarca la virtud receptora y servicial de la ciudad en el cálido otoño de Corrientes, que no tiene invierno en cada abrazo de su gente. Pobladores ofrecen su hogar, su universo cercado de estrellas, donde la luna baja hasta desplomarse en el río para fundirse en el misterio de nuestro patrimonio cultural.

Y cuando tengas en tus manos un surubí no te olvides de pegar un sapucay. En homenaje a esta tierra que te abraza y te da las muchas gracias mi ciudad, Goya Porá.
En este final “Coqui” se dirige al pescador foráneo describiendo cómo manifestamos las emociones viscerales que no se explican en palabras, sino con el sapucay, la retórica más genuina del sentimiento Correntino. Es la mejor ofrenda para un pueblo desprendido que desde su raigambre se lanza y refugia al mundo, multiplicando los dones que hacen grande a nuestra patria.

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