Por César López – Técnico Superior en Turismo
Es el café más antiguo de Buenos Aires, inaugurado el 26 de octubre del año 1858.
Por eso, esta fecha fue declarada como el día de los cafés porteños, esos sitios de
culto donde la filosofía, el tango y la literatura fueron el alimento espiritual de
soñadores y artistas.
El Café Tortoni es toda una leyenda de la cultura de Buenos Aires, no solo por tener
más de 150 años de historia, sino por haber sido el asilo de los artistas más grandes que
habitaron la patria argentina. Este bar notable jamás cerró sus puertas, a pesar de
navegar por los vaivenes turbulentos del tiempo, donde nuestra nación una y mil veces
naufragó.
El primer propietario fue un inmigrante vasco – francés de apellido Tuhan, quien lo
llamó “Tortoni” en referencia a un distinguido café que llevaba ese nombre en París.
Nació en una de las arterias principales de Buenos Aires, en Avenida de Mayo, la que
conduce hacia la Plaza de Mayo, célula antropológica de la formación de nuestro país
independiente. Fue el cenáculo de artistas como Borges, Julio Cortázar, Alfosina Storni,
Benito Quinquela Martín y Carlos Gardel, exponentes de la recordada “Peña Literaria”,
la liturgia de la poesía que se oficiaba en el oculto sótano del café. Un lugar que también
fue utilizado por Alejandro Dolina como estudio de su programa “La Venganza Será
Terrible”, emitido por Radio Continental.
Sus elegantes mesas de mármol, sus paredes entablonadas con columnas de estilo griego
y el colorido techo de vitreax guardan en silencio la lírica de juglares que entregaron su
vida a la palabra y el pensamiento. A tal punto que el Tortoni funciona como museo-
café, con salas en las que se encuentran esculturas, pinturas en cuadros, vitrinas repletas
de galardones, imágenes en blanco y negro, poemarios y un espacio destinado para
espectáculos de tango. Actualmente es uno de los sitios más visitados por los turistas,
ocupando los tres primeros puestos de los atractivos imperdibles por descubrir en
Buenos Aires. Fue declarado Monumento Histórico Cultural de la ciudad, destacándose
a lo largo de su historia, como otra de las manifestaciones del gran mosaico artístico que
construyeron las oleadas inmigratorias. El legendario Café Tortoni, es el bastión de los
soñadores y el cenáculo de la poesía argentina.
Fragmento de la canción “Viejo Tortoni” de Eladia Blázquez y Héctor Negro
Se me hace que escucho la voz de Carlitos,
Desde esta «Bodega» que vuelve a vivir.
Que están Baldomero y aquel infinito
Fervor de la «Peña», llegando hasta aquí.
Tortoni de ahora, tan joven y antiguo,
Con algo de templo, de posta y de Bar.
Azul, recalada, si el fuego es el mismo,
¿Quién dijo que acaso no sirve soñar?